Como al esclavo, le gustaría poder hacer las cosas directamente, por sí misma, a plena luz. Pero ha nacido mujer y en Roma, por lo que si quiere algo lo habrá de conseguir a base de manipular y engañar. No le queda otra. Encima tiene que encargarse de su hija Ática y de su padre el general.
“¡La boda de la niña, ¿y ahora un conflicto armado?!”
(Valeria a un correo al que este asunto ni le va ni le viene)